Monterrey, Nuevo León, a 26 de agosto de 2015.- El combate a la pobreza urbana es un reto de la política pública en México y América Latina, en el que se deben usar nuevos instrumentos de medición, coordinación, y participación social, con un enfoque de derecho.
Así concluyeron expertos, académicos representantes gubernamentales y demás participantes en el Seminario Internacional sobre Pobreza Urbana, organizado por la Secretaría de Desarrollo Social (Sedesol) y el Banco Mundial (BM).
"Movilidad es una palabra que escuchamos todos los días. La gente cuando llega a las ciudades busca movilidad y esta debe traducirse en movilidad del conocimiento para que se traduzca en bienestar y oportunidades de desarrollo", afirmó Arup Banerji, director de Protección Social y Empleo del Banco Mundial (BM).
Con la representación de la titular de la Sedesol, Rosario Robles Berlanga, el subsecretario de Planeación, Evaluación y Desarrollo Regional, Juan Carlos Lastiri Quirós, destacó el éxito de este foro realizado en la sede de la Universidad Autónoma de Nuevo León (UANL).
Dijo que el aprendizaje de este Seminario Internacional para todos los países de América Latina, es el análisis a la inclusión social, derechos sociales, de tener derecho a la ciudad, de obligaciones de los tres órdenes de gobierno, para enfrentar el reto actual de los gobiernos regionales y del Estado Mexicano: combatir pobreza urbana.
Al presentar las conclusiones de este Seminario, el coordinador de Asesores de la Sedesol, Enrique González Tiburcio, destacó algunos aspectos fundamentales a considerarse en las estrategias y esfuerzos de los gobiernos para enfrentar el desafío de la pobreza urbana, que en América Latina afecta al 80 por ciento de la población, de acuerdo al Banco Mundial.
Enfatizó en los instrumentos para la medición de la pobreza urbana, donde se debe "conceptualizar, como política estratégica diferente a lo realizado para la pobreza rural, y como un fenómeno discontinuo se tiene que conceptualizar y generar un baja el bagaje de mediciones específicas para evaluar el desempleo de impacto y rendirle buenas cuentas a la sociedad", diferenciando las condiciones de pobreza y desigualdad existente en las ciudades.
"La Cruzada Nacional Contra el Hambre ha sido un estrategia pero también método, de aprendizaje pedagógico-social que nos ha permitido ir a territorio ir afinando formas de intervención ante las necesidades y carencias específicas, que van teniendo las diferentes zonas y regiones. Este conjunto de experiencias nos pueden servir para ir calibrando nuestros mecanismos de intervención".