La Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) reconoce los importantes avances de México en el mejoramiento de la seguridad alimentaria y el cumplimiento del primer Objetivo de Desarrollo del Milenio: reducir a la mitad la proporción de la población subalimentada, afirmó Fernando Soto Baquero, representante de la agencia internacional en México.
En el Seminario “El derecho a la alimentación y la seguridad alimentaria en México”, Soto Baquero destacó también la voluntad política de reconocer que parte de la población tiene problemas alimentarios o no accede a una alimentación adecuada, lo que representa por sí solo la mitad de la solución.
Ante académicos, investigadores e invitados especiales reunidos en el auditorio “Raúl Bailleres” del Instituto Tecnológico Autónomo de México (ITAM), el funcionario resaltó que la FAO reconoció que esa voluntad política se transformó en la Cruzada Nacional contra el Hambre, que tiene dos ejes fundamentales compartidos por el organismo: la participación social y la coordinación interinstitucional e intergubernamental.
Enfatizó que la Cruzada abre por primera vez un espacio de gobernanza ampliado, de institucionalidad y de reglas que ponen en el centro el tema del hambre, así como el gran esfuerzo de la Secretaría de Desarrollo Social (Sedesol) al llegar a donde nunca había llegado la política pública, “no sólo en este país, sino en todos los países de América Latina y el Caribe”.
Soto Baquero señaló que hay tres grandes desafíos que comparten la Cruzada y otros programas de combate al hambre: la coordinación intersectorial, los modelos de operación de las políticas públicas y las tareas de vigilancia y monitoreo.
El funcionario resaltó que en poco tiempo la sociedad mexicana alcanzó un consenso acerca de la forma de medir los indicadores de la pobreza y adoptó un esquema multidimensional, mismo que hoy reconocen los distintos actores sociales y que legitima la medición enfocada al acceso a los alimentos, que es donde radica el verdadero problema de la seguridad alimentaria.
Destacó como una característica del país que la pequeña agricultura familiar aporte 39 por ciento de la producción agropecuaria, genere casi 60 por ciento de los empleos y tenga una gran diversidad. “Por eso, puntualizó, los pobres tienen activos, un pedazo de tierra y posibilidades de resolver con dignidad sus problemas de acceso a la alimentación, con las oportunidades que les brinden las políticas públicas.”
Soto Baquero participó en la mesa “Distintas formas de medir el acceso al derecho a la alimentación” con la presentación de la ponencia “Avances en la seguridad alimentaria”, en la cual intervinieron también el secretario ejecutivo del Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval), Gonzalo Hernández Licona; la secretaria académica e investigadora del Programa Universitario de Estudios del Desarrollo (PUED) de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), Margarita Flores de la Vega, y la directora de Vigilancia de la Nutrición del Centro de Investigación en Nutrición y Salud (CINyS) del Instituto Nacional de Salud Pública (INSP), Teresa Shamah Levy.