Al fallecer su mamá, Fátima, de siete años, y Regina, de dos, están a cargo de su abuela María Luisa, quien recibió los recursos del Seguro de Vida para Jefas de Familia
La principal preocupación de las madres es saber qué pasará con sus hijos si ellas llegan a fallecer: Rosario Robles Berlanga, secretaria de Desarrollo Social

Hace un año, la vida de Fátima, de 6 años, y de Regina, de uno, cambió radicalmente, cuando sólo ellas pudieron ser rescatadas del río que se llevó la vida de su mamá, Fátima Socorro, de tan sólo 24 años de edad.

Desde entonces, las dos pequeñas quedaron al cuidado de su abuela María Luisa, a quien lo que gana con la limpieza de casas no le alcanza para mantenerse y alimentar a su esposo y a sus dos nietas.

María Luisa no sabía cómo enfrentar, además, los gastos escolares de las menores: Fátima estudia el primer año en la escuela “Miguel Herrejón Patiño”, y Regina está por entrar a la guardería.
Sin embargo, pronto encontraría la respuesta a sus problemas: las pequeñas niñas no están desamparadas porque su mamá se afilió al Programa Seguro de Vida para Jefas de Familia.

Hoy, María Luisa sabe que no está sola para cuidar de sus nietas. Sabe, porque así se lo dijo Rosario Robles Berlanga, secretaria de Desarrollo Social, que hay un gobierno, un Estado, un presidente que se preocupa por ellas.

El pasado 29 de abril, en el Complejo Deportivo Bicentenario, en Morelia, Michoacán, Rosario Robles se refirió al Programa Seguro de Vida para Jefas de Familia, creado para resolver la mayor preocupación de las mamás: ¿qué pasará con sus sus hijos o hijas si ellas llegan a faltar; quién verá por ellos, que estén bien cuidados? “Yo soy madre y sé de esa falta de tranquilidad que significa el que nuestros hijos no tengan un porvenir.”

Ese era, precisamente, el pensamiento de María Luisa ante la situación de sus dos nietas, que hace casi un año perdieron a su mamá de manera sorpresiva, sentadas las tres en las primeras filas del evento, acompañadas también por el abuelo.

Fátima y Regina son pequeñas, pero no sólo de edad, sino físicamente. Delgadas, frágiles, morenas, de ojos grandes y vivarachos que reflejan un dejo de tristeza por la ausencia de su madre. Fátima toma de la mano a Regina y ambas esperan, como hermanas inseparables que son, aunque no saben qué ni por qué.

Ambas viven con sus abuelos y es María Luis, la mamá de su mamá, quien asumió toda la responsabilidad y el gasto de las niñas, como tutora y responsable. A su papá lo ven muy poco y les ayuda con lo que puede.

A casi un año del fallecimiento de su hija Fátima, la abuela María Luisa espera el momento en que la secretaria Robles Berlanga le entregue los apoyos para sus dos nietas. Fue una sorpresa para ella que la invitaran, porque no sabía que su hija estaba inscrita en el Programa Seguro de Vida para Jefas de Familia. Ella era una ama de casa que vivía en unión libre y su desaparición fue una terrible sorpresa para la familia.

Dice María Luisa que la han tratado muy bien los responsables del programa; que la han ayudado mucho, y que este apoyo del Gobierno de la República le parece muy bueno, sobre todo para familias como la de ella, de muy escasos recursos.

A sus años, aún trabaja como empleada doméstica, pero lo que gana apenas le alcanzaba para mantenerse junto con su esposo. Con la llegada de las nietas, la situación se agravó porque Fátima ya está en la escuela.

Ahora que le entregaron los recursos del Seguro de Vida, está muy agradecida con la Sedesol, porque cada niña recibirán sus apoyos mensuales hasta que terminen sus carreras, tal y como lo soñaba su hija.

Mientras ella habla, sus nietas y el abuelo observan el bullicio a su alrededor. María Luisa suspira y comenta que la vida les cambió mucho, muchísimo. Sus otros tres hijos están casados; ellos, como abuelos, vivían solos. Ahora tienen que volver a empezar.

Momentos más tarde, con los apoyos en la mano de su nieta mayor, María Luisa escuchó a la titular de la Sedesol decir que en Michoacán 113 mil mujeres ya están afiliadas al Programa Seguro de Vida para Jefas de Familia, la quinta de las 13 decisiones que el presidente Enrique Peña Nieto anunció al inicio de su mandato, aquel sábado 1 de diciembre de 2012.

“Sabemos que nada compensa el dolor de perder a una hija, pero doña Luisa se sabe apoyada, se sabe respaldada, y sabe que sus nietas tendrán un apoyo mensual hasta que terminen la universidad, porque ese fue el compromiso del presidente y se está cumpliendo, se está llevando a la realidad.”